jueves, junio 15, 2006

Un nudo en la garganta.

Un sábado después de un día de trabajo en nuestro local en el centro, la flaca y yo salimos ansiosos a descansar y comer ya que eran las 18:30 hrs. y nosotros sin nada en el estomago, nos moríamos de hambre, nos despedimos de los demás locatarios y nos encaminamos hacia bellas artes por la calle ‘5 de mayo’ del centro histórico de la ciudad de México platicando cosas triviales y decidiendo donde comeríamos, pasamos por varios restaurantes y no se nos antojaba nada entonces decidimos ir a comprar pan al Sanborns de los azulejos que se encuentra en la calle de Madreo Nº 4 y hacer chocolate en la casa.

Llegamos a la panadería de sanborns y la flaca empezó a escoger las piezas que nos llevaríamos, una concha por aquí, un rol por allá, una dona por mas allá, etc., cuando al echar un vistazo alrededor vi a una niña que tendría unos 8-9 años entrando a los azulejos por la calle de condesa, con cierto aire de ‘alegría’ y una leve sonrisa en su rostro se poso frente a la vitrina del pan de dulce buscando, me imagino, un pan en particular, hasta ahí lo tome como un cliente cualquiera comprando pan, en ese momento la escuche diciendo con tristeza y resignación – vamonos, no nos alcanza – diciéndole, a lo que después me di cuenta, un pollito que llevaba cobijado entre su ropa, que ya viéndola con un poco mas de detalle la tenia sucia y notablemente era algunas tallas mas grande que ella, con ojos tristes y cabizbaja se quedo viendo al cristal que la separaba del pan, dio un paso hacia atrás para irse de aquel lugar, cuando la flaca que también se dio cuenta de aquella escena la vio y le dijo:

– ¿Quieres un pan ni niña? -la niña dudo un segundo y con pena movió la cabeza en ademán de afirmación sin levantar la cabeza
– ¿Cual quieres?, escoge el que mas te guste, espeto la flaca
– el que sea, contesto la niña


La flaca al darse cuenta del pan que en un principio quería la niña, aquel por el que iba y no le alcanzo, y ahora no le aparaba la vista, le dijo:

– ¿Quieres ese?

A la niña, le pareció excelente la idea y contesto con un rotundo e indudable si. La flaca pago el pan, se lo dio a la niña y se marcho no sin antes diciendo gracias y regalándonos una sonrisa, al momento que salía le dijo a su pollito – ahora si vamos a comer - con esto ultimo se me hizo un nudo en la garganta pensando si era lo único que comería el día de hoy, evidentemente era una niña de la calle, los ojos se me llenaron de agua porque realmente sentí horrible, como si fuera algo mió esa niña como si fuera mi propia hija o alguna de mis sobrinas. la flaca me abrazo y partimos.

Esa personita con su pollito comerá hoy, mañana, no lo se.


las 16:57 y sereno